El Arte sin público no existe…
Pero, el artista sin el público sigue existiendo. El bailarín sigue siendo bailarín, el bailarin de tango sigue siendo bailarín de tango. La cuarentena mundial es un momento de hibernación para los artistas.
Es un momento de introspección, de buscar adentro nuestro, cómo esta época, esta isolación forzada transforma al mundo y a nosotros, los seres humanos.
Es un momento difícil.
En este momento, las gradas del teatro están vacías, nuestro único canal de comunicación son las redes „sociales“. Esto nos abre posibilidades, pero también nos resta algo „real“. Una tos discreta, la tensión que se genera cuando un grupo de personas retiene la respiración al mismo tiempo, o la suelta, o unas risas… Muchas emociones verdaderas, una energía que nos envuelve. Esta energía que sentimos también cuando bailamos en la milongas, la energía de los abrazos, del las miradas que se buscan, cuerpos que se mueven juntos,… Esperemos que esta cuarentena nos genere
Más Necesidad de Vivir lo Real:
de apreciar un abrazo, la cercanía del otro, una charla con el otro sentado a nuestro lado,…
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